El 27 de marzo en horas de la tarde, Camila Gómez, de 8 años, desapareció en Taxco, México mientras se dirigía a jugar con su amiga. Vestida con pijama y una camiseta de Mickey Mouse, fue autorizada por su madre para ir a nadar en la casa vecina. Sin embargo, según Ana; su vecina, le afirmo que nunca llegó allí, lo que preocupo a su familia.
Minutos después de la búsqueda, empezaron las llamadas intimidatorias de presuntos secuestradores pidiendo 250 mil de recompensa para liberar a su hija. No obstante, gracias a las cámara de uno de los negocios del barrio confirmo que Camila había entrado a la casa vecina.
Las imágenes de vigilancia mostraron a Ana y hombre abandonando la vivienda con un contenedor de ropa sucia y una bolsa negra, que luego colocaron en el maletero de un taxi.
Desde ese momento los familiares fueron a denunciar. En respuesta, se desplegó un operativo policial para iniciar la búsqueda de la niña desaparecida. El taxi relacionado con el caso fue hallado por la policía de tránsito en el barrio de Pedro Martín, aunque sin rastro de Camila. Momentos después, la Policía Investigadora Municipal (MPI)obtuvo el hallazgo del cuerpo de Camila en la carretera Taxco-Cuernavaca.
La comunidad de Taxco, se movilizó desde temprano exigiendo justicia. Los sospechosos de haber causado la muerte de Camila permanecían en su domicilio, ya que la Fiscalía General de Justicia (FGE) no había emitido aún las órdenes de arresto correspondientes. Sin embargo, la determinación de los habitantes por no permitir la fuga de los acusados los llevó a cercar la vivienda por horas, forzando finalmente a los sospechosos a salir para impartir justicia por mano propia.