La espalda es la parte posterior del cuerpo humano y recorre el tronco, desde la base del cuello y los hombros hasta la cintura. Esta estructura anatómica está compuesta por huesos muy resistentes y músculos de gran potencia, pues tiene una función titánica: sostener la forma humana y posibilitar el movimiento en un entorno tridimensional. La espalda se somete a un estrés mecánico continuo, y por ello no es de extrañar que condiciones como el lumbago afecten hasta a un 50 % de la población activa laboralmente.
Aunque es más común que la patología se manifieste de otras formas, es posible encontrarse con un bulto en la espalda, de desarrollo repentino o progresivo, cuya causa es aparentemente desconocida. En las siguientes líneas, se describen algunos de los procesos por los cuales esto ha podido surgir, aunque los fines son solo divulgativos. Ante cualquier anormalidad o cambio en el cuerpo, siempre se hace necesaria la atención de un profesional sanitario.
1. LIPOMA
Los lipomas son los crecimientos blandos benignos más comunes en la población. Estos están formados por bultos de grasa de crecimiento lento que, casi siempre, se sitúan entre la piel y la musculatura. Se diferencian con sencillez de otros cuadros porque se presentan suaves y pastosos al tacto, en general son de pequeño tamaño y se desplazan al aplicar presión sobre ellos. No suelen generar dolor, pero si comprometen algún elemento de la vasculatura o sistema nervioso, es posible notar algo de malestar.
Hasta el 2 % de la población tiene al menos un lipoma, siendo más común entre los 40 y 60 años de edad. La espalda es uno de los lugares de aparición más comunes, junto con torso, cuello, brazos y hombros. Aunque siempre conviene revisar la aparición de un lipoma con un profesional médico, este cuadro no suele ser motivo de preocupación.
3. CONTRACTURA O ESPASMO MUSCULAR
La prevalencia media del dolor de espalda en España es del 23,1 %, tal y como indican fuentes epidemiológicas. De todos los tipos de dolor de espalda, el más común (con un 70 % del total) es el lumbar, comprendido entre la cintura y los glúteos. Aunque a veces no tiene una causa concreta, este malestar suele encontrar su origen en malas posturas en el entorno de trabajo, sobrecarga de la espalda por esfuerzos físicos, traumatismos puntuales y más.
Las contracturas musculares, contracciones de la musculatura de forma continuada e involuntaria, son causas comunes de lumbalgia. Estas también pueden manifestarse en forma de “bulto” o “nudo” en la espalda, razón por la cual se incluyen en este espacio divulgativo. La aplicación de calor y frío en la zona afectada, los estiramientos suaves y las cremas tópicas para la relajación muscular suelen ser suficiente para atajar este cuadro. Si esto no funciona, siempre se puede buscar ayuda de un fisioterapeuta.
4. FORÚNCULO
Los forúnculos son protuberancias dolorosas y llenas de pus que se sitúan debajo de la piel. Estos ocurren como resultado de la infección e inflamación del folículo piloso por parte de diversas bacterias. Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo que tenga pelo, son más comunes en cara, cuello, axila, nalgas y muslos. Naturalmente, también pueden surgir en la espalda.
En general, los forúnculos se pueden tratar desde el hogar aplicando compresas calientes con el fin de favorecer el drenaje natural del pus de la lesión. En caso de que crezcan más de lo normal, se salgan de control o generen un malestar notable, es posible que se requiera un drenaje por profesionales y consumo de antibióticos.