La mayoría de mujeres sabemos que debemos empezar a tomar suplementos de ácido fólico cuando decidimos buscar el embarazo o desde el momento en que descubrimos que estamos embarazadas.
La mayoría de ginecólogos especialistas en fertilidad y gestación lo recomiendan, pero ¿sabemos realmente qué es y cuáles son sus beneficios. En el artículo de hoy hablaremos de esta vitamina tan importante para el adecuado desarrollo del feto durante los meses de embarazo y daremos también algunos consejos sobre las dosis y formas de consumo.
El ácido fólico es el gemelo sintético del folato, una forma de vitamina B. De forma genérica, podemos decir que el ácido fólico interviene en la formación de células nuevas, algo que en una mujer embarazada está en el máximo nivel. Por ello, solemos relacionar ambos conceptos. No obstante, no es una vitamina necesaria únicamente durante esta época de la mujer sino que se indica también en casos de cáncer, diabetes, alzheimer o alteraciones del corazón, entre otras.
Entre los principales beneficios que esta vitamina puede ofrecer al bebé, encontramos la reducción de riesgos como:
Defectos del tubo neural como la espína bífida
Defectos congénitos del corazón en el feto.
Defectos orofaciales.
Paladar hendido.
Bajo peso al nacer.
También se ha relacionado la ingesta de ácido fólico con la menor probabilidad de aborto involuntario, parto prematuro, preeclampsia, etc.
Igualmente, esta vitamina no solamente es beneficiosa para ellas y para los bebés, sino que beneficia a todas las mujeres por ser una aliada contra la anemia, fatiga y depresión.
Esta vitamina beneficiosa para la mujer fue descubierta precisamente por dos mujeres: la doctora Lucy Willis, de origen británico, y su colaboradora hindú M. M. Metha. En 1930 identificaron en la India un factor que era capaz de curar la anemia megaloblástica. La causa de esta anemia suele ser por deficiencias dietéticas y produce que los glóbulos rojos sean más grandes de lo normal y mueran antes de tiempo.
Mujer y beneficios
El ácido fólico funciona conjuntamente con las vitaminas B12 y vitamina C, ayudando a romper, absorber y usar las proteínas en el cuerpo.
Juega un papel importante protegiéndonos de la anemia, ya que participa en la formación del grupo hemo, la proteína que contiene hierro en la hemoglobina. Su deficiencia puede crear a las mujeres anemia megaloblástica, manifestándose en pérdida de apetito, náuseas, úlceras bucales, piel pálida y pérdida de pelo. Su deficiencia crónica se manifiesta por fatiga y lengua dolorosa e hinchada.